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¿Donde está la Virgen maría?

     Para muchas personas, las cuales pertenecen a otras organizaciones religiosas como la de los mormones, testigos de Jehová y otros, la Virgen María es solo un estorbo en el camino hacia Dios, ya que afirman que ella esta muerta (y los muertos no hablan, dicen),  

      Pero los griegos que habían visto lo que Jesús hizo y predicó en aquel tiempo, usaron una recopilación de los hechos que habían acontecido aun antes de que Jesús empezase su vida publica, y es por eso que en existen muchos libros a los a los cuales se les da el nombre de "apócrifos" (escondidos) y que hablan sobre la vida de Jesús niño, el cual vivió junto a sus padres hasta los 30 años. Y el escrito llamado "La Natividad de Maria" contiene detalles, referidos a como y porque escogió Dios a María como la madre del salvador.

      El "evangelio", cuyo autor (se supone) es San Santiago, nos dice que María era hija de Joaquín y Ana. los cuales eran justos delante de Dios, y sin embargo Ana era estéril. Por eso rogaron al Señor, y le prometieron consagrarle el primer hijo o hija que El quisiera darles.

        Cuando María nació, el Arcángel Miguel se apareció en sueños a Ana, y le dijo que su hija estaba ya predestinada (escogida) por Dios para que ella fuese el instrumento por el cual Dios cumpliría las promesas hechas a su pueblo por medio del Profeta Isaías y que seria el mismo quien le confirmaría esta decisión a través de su ángel ( lo que se confirmo con la "visitación"). Una vez consumados estos hechos, la virgen podría casarse.

       Posteriormente, Joaquín murió victima de una flecha envenenada, quedando pues Ana, viuda. Pero en vez de lamentarse prefirió seguir sirviendo a Dios en el templo. Si Ud. revisa los evangelios se daría cuenta que es la misma Ana que vio al niño Jesús en el templo.

       María, siguió el ejemplo de su madre y siguió el camino trazado por el Señor, quien la miraba con buenos ojos y derramaba sus bendiciones sobre ella. El resto de la historia ya la conocen ustedes: Dios envió al ángel Gabriel a visitar, primero a Zacarías, y luego a María, a quien comunico los planes de Dios.

       Luego que María concibió a Jesús, tuvo otros hijos aparte de el, que fueron los hermanos de Jesús, pero este los desconoció, ya que ninguno de ellos creyó en el (al contrario se burlaron y rieron); por eso dijo: "Estos son mi madre y mis hermanos, pues cualquiera que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana (Mc 3;35).

       El inicio de la misión de Jesús marcó también su separación de la Madre, la cual no siempre siguió al Hijo durante su peregrinación por los caminos de Palestina. Jesús eligió deliberadamente la separación de su Madre y de los afectos familiares, como lo demuestran las condiciones que pone a sus discípulos para seguirlo y para dedicarse al anuncio del reino de Dios.

       No obstante, María escuchó a veces la predicación de su Hijo. Se puede suponer que estaba presente en la sinagoga de Nazaret cuando Jesús, después de leer la profecía de Isaías, comentó ese texto aplicándose a sí mismo su contenido (cf. Lc 4, 18-30). ¡Cuánto debe de haber sufrido en esa ocasión, después de haber compartido el asombro general ante las "palabras llenas de gracia que salían de su boca" (Lc 4, 22), al constatar la dura hostilidad de sus conciudadanos, que arrojaron a Jesús de la sinagoga e incluso intentaron matarlo! Las palabras del evangelista Lucas ponen de manifiesto el dramatismo de ese momento: "Levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarlo. Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó" (Lc 4, 29-30).

        María, después de ese acontecimiento, intuyendo que vendrían más pruebas, confirmó y ahondó su total adhesión a la voluntad del Padre, ofreciéndole su sufrimiento de madre y su soledad.

        2. De acuerdo con lo que refieren los evangelios, es posible que María escuchara a su Hijo también en otras circunstancias. Ante todo en Cafarnaúm, adonde Jesús se dirigió después de las bodas de Caná, "con su madre y sus discípulos" (Jn 2, 12). Además, es probable que lo haya seguido también, con ocasión de la Pascua, a Jerusalén, al templo, que Jesús define como casa de su Padre, cuyo celo lo devoraba (cf. Jn 2, 16-17). Ella se encuentra asimismo entre la multitud cuando, sin lograr acercarse a Jesús, escucha que él responde a quien le anuncia la presencia suya y de sus parientes: "Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la palabra de Dios y la cumplen" (Lc 8,21). Con esas palabras, Cristo, aun relativizando los vínculos familiares, hace un gran elogio de su Madre, al afirmar un vínculo mucho más elevado con ella. En efecto, María, poniéndose a la escucha de su Hijo, acoge todas sus palabras y las cumple fielmente.

        Se puede pensar que María, aun sin seguir a Jesús en su camino misionero, se mantenía informada del desarrollo de la actividad apostólica de su Hijo, recogiendo con amor y emoción las noticias sobre su predicación de labios de quienes se habían encontrado con él. La separación no significaba lejanía del corazón, de la misma manera que no impedía a la madre seguir espiritualmente a su Hijo, conservando y meditando su enseñanza, como ya había hecho en la vida oculta de Nazaret. En efecto, su fe le permitía captar el significado de as palabras de Jesús antes y mejor que sus discípulos, los cuales a menudo no comprendían sus enseñanzas y especialmente las referencias a la futura pasión (cf. Mt 16, 21-23; Mc 9, 725, Lc 9, 45).

        3. María, siguiendo de lejos las actividades de su Hijo, participa en su drama de sentirse rechazado por una parte del pueblo elegido. Ese rechazo, que se manifestó ya desde su visita a Nazaret, se hace cada vez más patente en las palabras y en las actitudes de los jefes de1 pueblo. De este modo, sin duda habrán llegado a conocimiento de la Virgen críticas, insultos y amenazas dirigidas a Jesús. Incluso en Nazaret se habrá sentido herido muchas veces por la incredulidad de parientes y conocidos, que intentaban instrumentalizar a Jesús (cf. Jn 7, 2-5) o interrumpir su misión (cf. Mc 3, 21).

        A través de estos sufrimientos, soportados con gran dignidad y de forma oculta, María comparte el itinerario de su Hijo "hacia Jerusalén" (Lc 9, 51) cada vez más unida a él en la fe, en esperanza y en el amor, coopera en la salvación.

        4. La Virgen se convierte así en modelo para quienes acogen la palabra de Cristo. Ella, creyendo ya desde la Anunciación en el mensaje divino y acogiendo plenamente a la Persona de su Hijo, nos enseña a ponernos con confianza a la escucha del Salvador, para descubrir en él la Palabra divina que transforma y renueva nuestra vida. Asimismo, su experiencia nos estimula a aceptar las pruebas los sufrimientos que nos vienen por 1a fidelidad a Cristo, teniendo la mirada fija en la felicidad que ha prometido Jesús a quienes escuchan y cumplen su palabra. 
                                                            El dogma de la Asunción de María

     Una vez que Jesús ascendió al cielo (Lc: 24;50-52),María permaneció con los apóstoles, especialmente con Juan y Pedro, apoyándoles en todo lo referente a la difusión del evangelio. Y después de algún tiempo murió, y los apóstoles la enterraron en el Jardín de Emaus (?) y al volver 3 días después, su sorpresa fue grande, pues no encontraron el cuerpo de la virgen, pero notaron en su lugar un aroma excesivamente dulce. La desaparición del cuerpo de María, le costo la vida a Santiago, pues el rey Herodes que no creía en la resurrección de los muertos, ordenó la muerte del apóstol y el encarcelamiento posterior de Pedro (Hech:12;1-3) 

     Ninguno de los libros apócrifos refiere que paso en realidad con el cuerpo de la virgen, pero una antigua tradición refiere que Dios se la llevo al cielo (y de ahí el dogma de la Asunción) de la misma manera que Jesús lo hizo. Los apóstoles, sin embargo no quisieron hablar sobre el asunto, y no permitieron en lo posterior, volver a sepultar a nadie mas en ese lugar.

     A raíz de esta tradición, muchas sectas cristianas compuestas casi exclusivamente por mujeres creen ciegamente en este hecho, y consideran a la Virgen como una segunda abogada o intercesora ante Dios. El culto se llama: "Mariolatria".

 


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